sábado, 18 de abril de 2009

Un haiku cultural y la evolución del ocio


cultura es conocimiento
por tanto hay que aprender más
para ser culto

Con el paso de los años, el tiempo de trabajo y de descanso ha ido variando, y a su vez el tipo de ocio del que han disfrutado las diferentes sociedades en su tiempo libre. Hay que decir que se ha mejorado en las condiciones sociales, ya que se trabajan menos horas y por tanto se dispone de más tiempo de descanso, pero el problema es que ahora tenemos demasiadas posibilidades de ocio que antes no existían. También se ha avanzado en el tiempo de ocio pagado, ya que disponemos de un mes de vacaciones y jubilación a partir de los 65 años.

Como bien decía, actualmente las actividades para realizar en el tiempo libre son muchas y variadas. Por tanto, es difícil sólo seleccionar una, pero el problema también es que algunas no son demasiado beneficiosas y pueden provocar inconvenientes a sus consumidores. Hablamos por ejemplo de la televisión, Internet o el alcohol que en su exceso es perjudicial.

Antes los niños en su tiempo libre, se dedicaban a jugar en el parque a fútbol, con los columpios, a esconderse, etc. En cambio ahora, los más pequeños de la casa se dedican a jugar a la consola, mirar la televisión o conectarse a Internet, que con moderación me parece correcto, el problema es que los padres no controlan a sus hijos y por tanto se pasan excesivas horas delante de estos aparatos.

Otro tema, es que años atrás, el ocio era pensado para todo el mundo en general, mientras que ahora se buscan productos exclusivos para los niños, los jóvenes o la tercera edad. Por tanto, se diversifican los targets a la hora de promocionar los productos de ocio. A principios del siglo XX, el tiempo libre se aprovechaba con productos culturales como las revistas, la prensa, la radio, el cine... Actualmente, los productos son para pasar el rato y no tener que pensar. Además, no hay que olvidar que todo se está masificando, incluso el consumo del ocio, ahora ya no es tan elitista, es el ocio de las masas.

lunes, 13 de abril de 2009

¿Qué es cultura para mí?


Cultura es el conjunto de tradiciones, conocimientos y experiencias que uno cultiva durante los años mediante la literatura, viajando, estudiando, etc. Por tanto, si una persona quiere ser culta ha de estudiar, puede ser una carrera universitaria o también un módulo, porque todo ello le beneficiará en su futuro ya que puede conseguir un mejor lugar de trabajo. Viajar también es importante ya que conoces diferentes culturas, idiomas, tradiciones, etc., que te ayudan a aprender más. Eso si hay que viajar de una forma curiosa y no sólo visitar los sitios turísticos, sino comunicarse con la gente del país e intentar hacer vida como si fuéramos uno más.

Otro tipo de cultura es la literatura porque a través de ésta también puedes viajar y aprender mucho. Hay que leer lo máximo que se pueda, a poder ser cada día, se pueden leer libros, revistas o también la prensa diaria. Otras formas culturales son la música, el teatro, el cine o el arte. Para abrir nuestra mente también es positivo escuchar buena música como la clásica, pop, rock, heavy, óperas, etc. Otra opción es ir al teatro o al cine donde podemos revivir épocas pasadas y así conocer la historia. También podemos formarnos culturalmente visitando museos donde se pueden ver obras de arte de diferentes autores que nos asombran con su visión.
Estoy de acuerdo que hacer todo lo anterior es caro, pero también vale mucho dinero comprarse ropa, un coche o una segunda residencia. Por tanto, si uno no se culturiza es porque no quiere. Además, hay que recordar que para estudiar el gobierno da becas, si se quiere viajar se pueden buscar vuelos baratos o viajar por el propio país, para leer tenemos los periódicos gratuitos o sino las bibliotecas prestan libros sin tener que pagar nada a cambio. Mejor imposible, cada uno tiene que aprender dependiendo de sus gustos y de su economía.

El problema es que culturizarse requiere tiempo y pensar también cuesta lo suyo, en esta sociedad que vivimos lo fácil es llegar a casa, sentarse en el sofá y poner la caja tonta aunque realmente no queramos ver nada en ella. Ya que así la televisión nos hace compañía y no se queja. Lo ideal sería sentarse en el sofá y hablar con la familia sobre temas que nos interesen, o ver las noticias juntos o un documental y comentarlo, o leer todos juntos. Pero la solución fácil es la televisión, y cada vez más el peligro de Internet.

miércoles, 8 de abril de 2009

¡Esto sí que es viajar!


Esta semana toca hablar de viajes culturales, y yo os hablaré de dos: el primero fue en febrero del 2005 a Turquía, y el segundo en mayo del 2007 a Italia. Comencemos por el primero, hace cuatro años viajé a tierras turcas en un viaje de fin de carrera. En junio de ese año, la mayoría de compañeros y compañeras seríamos diplomados en Biblioteconomía y Documentación y para celebrarlo decidimos hacer un viaje. Por tanto, antes de viajar había que decidir el destino, surgieron varias posibilidades: Praga, Egipto, Islas Canarias... Se impuso Turquía porque encontramos una buena oferta, yo tengo que decir que no me hacía demasiada gracia ir a tierras turcas, me hacía un poco de respeto por el tema de la religión, los musulmanes, un país árabe, etc. Pero claro está, antes de viajar había que financiar el viaje, así que decidimos organizar fiestas universitarias, vender mecheros, bolígrafos... fue un gran previaje y logramos sacar 90 euros por barba, la otra parte la teníamos que poner nosotros.

El viaje consistió en dos días en Estambul, un día en Ankara, dos más en Capadoccia y los dos últimos otra vez en Estambul. El día que llegamos a la antigua Constantinopla estaba nevando y hacía mucho frío, pero era una postal mágica. Allí visitamos la Mezquita Azul, el Palacio Topkapi, la iglesia de Santa Sofía, la Cisterna, el Gran Bazar, el Bazar de las Especies, el puente del Bósforo... y así un sinfín de sitios preciosos. En el Gran Bazar, los comerciantes no sé por qué pero sabían que eramos españoles y llamaban nuestra atención con palabras en español, aparte de tener carteles en nuestro idioma. Fue una gran experiencia tener que regatear para conseguir comprar alguna cosa, allí es tradición, si no regateas es un desprecio aparte que te estafan.

Además, ibas por la calle y los comerciantes te paraban y te invitaban a entrar en su tienda mientras te invitaban a un té. Tú te sentabas tranquilamente y te tomabas el té mientras ellos hablaban contigo y te enseñaban alfombras o fundas de cojines manufacturadas por ellos. Al final podías comprar algo o no sin ningún tipo de problema. Otro tema era la circulación o los taxistas. En Turquía se conduce fatal y no respetan ninguna norma, y por otra parte los taxistas si te ven caminando por la calle te pitan por si quieres coger un taxi, y si te subes te pueden estafar y darte más vuelta de la que en realidad es, aunque la parte positiva es que admiten más de cinco personas.

El último día en Estambul, gracias a nuestro guía, pudimos presenciar en directo un partido de baloncesto entre un equipo español, el Tau, y el equipo local, el Ulker de Estambul, aparte de tomar un baño turco. Por otra parte, la visita a Ankara, la capital turca, fue un desengaño porque no tiene nada y no se ve tan cosmopolita como Estambul. En cambio, la visita a la Capadoccia si que fue un éxito al poder ver todas las cuevas que anteriormente habían sido la casa de nuestros antepasados. Además, una noche fuimos a un local a practicar el baile típico turco, la danza del vientre.

El otro viaje que quería comentar, es el que realicé junto con dos amigos a Roma y Viterbo. En estas dos ciudades italianas teníamos a dos amigos que estaban disfrutando de una beca Erasmus. Para describir la capital de Italia, no tengo palabras, es increíble. No hace falta que busques los monumentos o plazas, si tu vas paseando ellos te encuentran a ti, que si el Foro Romano, el Coliseo, la Fontana di Trevi, la Piazza Spagna, Piazza Nabona... y así infinidad de sitios. Además, escuchar el italiano es una gozada, un idioma que te atrapa y del cuál fácilmente vas aprendiendo palabras. Otra cosa es la comida, si te gusta la pasta y las pizzas, este es tu sitio. Tienes infinidad de puestos con pizzas al taglio, y para comer pasta al dente lo mejor son las trattorias. Otro tema son los helados y los capuccinos, otra exquisitez.

Además dentro de Roma, encontramos otro país, el Vaticano, con su maravillosa Piazza di San Pietro, la basílica con el mismo nombre y el magnifico Museo Vaticano dónde encontramos la joya de la corona, la Capilla Sixtina. Y para colmo, la capital romana dispone de numerosas zonas verdes por donde pasear y disfrutar de la esplendorosa ciudad. Y en Viterbo, encontramos la tranquilidad de una ciudad pequeña pero con una gastronomía imponente. Un día fuimos a cenar a una spaghtetteria que tenía el record de salsas, 300 tipos, no sabías cuál elegir. Y otro día estuvimos comiendo en una pizzeria que por cinco euros te ponían una pizza que ocupaba dos platos, y el trozo de cada plato te lo podías pedir con ingredientes diferentes, ¡una pasada! Y el tiramisú que nos comimos de postre, ni os cuento...